El descanso estival propicia los viajes a la playa o el campo, con cambios de domicilio y de núcleo familiar. Sin embargo, estas actividades pueden desencadenar una mayor confusión en las personas con diagnóstico de demencia.

Si bien los casos son diversos tanto en perfil como en su severidad, existe una probabilidad que reaccionen de forma negativa, aumentando los síntomas de confusión, irritabilidad o insomnio, por lo que los siguientes consejos podrían ser de utilidad.

1. Evitar confrontaciones: Es probable que familiares que no participan rutinariamente del cuidado se ofrezcan a ayudar en este periodo o estén de visita. Es importante educar en que las personas con demencia pueden expresar ideas erróneas o alejadas de la realidad, por lo cual es recomendable evitar estresar al paciente y procurar orientar, cambiar de actividad y mantener la calma para no generar conflictos.

2. Cambios de entorno: Las personas con demencia tienen más dificultades para incorporar o comprender nueva información. Por lo tanto, es frecuente que vacacionar en lugares nuevos o poco visitados, les sea difícil adaptarse, pues pueden desorientarse, confundirse y con ello presentar sentimientos de miedo o angustia al desconocer el lugar. Si la familia desea salir, una buena sugerencia sería ir a lugares que la persona aún recuerde, y apoyarse con fotos familiares, ropa de cama como una almohada familiar, para lograr así que la casa de veraneo incorpore en la «decoración» elementos conocidos y seguros.

3- Visitas a familiares: Es recurrente la alternación entre familiares en el cuidado de la persona con demencia, particularmente para darle un descanso al cuidador (muy importante y necesario) Se sugiere que el paciente les reconozca y se sienta cómodo, dando tiempo para la adaptación al entorno. Es relevante también entregar datos sobre la rutina diaria para que mantenga esas mismas actividades y se evite la desorientación en todo aspecto (horarios de sueño, comidas favoritas, hábitos intestinales, actividades o situaciones que lo/a alteran, etc.)

4. Barreras ambientales: En espacios nuevos el riesgo de accidentes puede ser un poco mayor. Por lo tanto, se debe observar que los trayectos estén despejados de cables y alfombras, ideal si se puede mantener iluminado en la noche. En el caso del hogar, mirar que los trayectos no tengan obstáculos, incluyendo patios y escaleras.

5. Medidas generales: En verano hay un mayor riesgo de deshidratación, y muchas personas mayores no tienen sensación de sed, por consiguiente, se debe mantener y ofrecer agua con reiteración. Una opción es aprovechar en esta temporada las jaleas, helados y frutas de estación con alta cantidad de agua como la sandía o melón (ojo con las porciones en diabéticos).

En ese sentido, es importante observar el tránsito intestinal debido a posibilidad de constipación o por el contrario de tener episodios de diarrea.

En cuanto a la terapia farmacológica, se debe tener mucha precaución con el uso de diuréticos que pueden aumentar o provocar con mayor facilidad deshidratación, mareos, inestabilidad en la marcha o caídas.

6. Plan de contingencia: Las personas con demencia son más frágiles y hay que estar atentos a los cambios de conducta bruscos, ya sea de agitación o de somnolencia. Si esto ocurre, se debe consultar a un servicio de urgencia y llevar un informe médico actualizado de sus enfermedades y tratamiento.


Dra. Daniela Ahumada y Dr. Pablo Gallardo.

Socia y Director de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, respectivamente.